TESTIMONIOS

ESTA PAGINA NOS VA A SERVIR PARA COMPARTIR TESTIMONIOS, NUESTRAS VIVENCIAS Y EXPERIENCIAS, TANTO EN EL EMBARAZO, PARTO, LACTANCIA Y CRIANZA.
OS INVITO A PUBLICAR EL VUESTRO.


Soy Natascha mamá de Laia de 30 meses.
Mi experiencia como madre es y está siendo satisfactoria desde el comienzo de mi maternidad, gracias a acudir desde la educación maternal (recomendada x una mamá) a ls clases prenatales con Carmen Mª y a la asistencia al taller de lactancia.
Mi embarazo fue estupendo, me sentía llena, feliz, contenta con mi nueva situación.



Por desarreglos con la menstruación y algún q otro problema con ls ovarios acudía a un centro pirvado, tratándome un ginecóliogo/obstetra muy adecuado para mi en aquellos momentos, por ello desde el momento en que presenté mi plan de partos no presentó mayor problema.
Pero Laia no parecía querer moverse de su sitio y estaba de nalgas. Hacía los ejercicios recomendados, andaba mucho y trabajé hasta la semana 36. La idea del equipo médico iba encaminada a 1 cesárea, precisamente por la posición de mi bebé, aunq mi ilusión/deseo era parir naturalmente. Intenté por todos ls medios que así fuera y reconozco que a pesar de todo me faltó información.
Me programaron parto intervenido para la semana 40 (23 Junio), aunque 1 semana antes tenía que acudir a monitores y justo durante el finde antes de la visita a monitores me moví lo que no está escrito y además estaba con infección de orina.
Ese mismo día de la visita me estuvieron viendo por dentro y poniéndome óvulo por la infección. Acudí sola a la visita y regresé sola en metro a casa, cuando llegué comí poco y me acosté porque sentía molestias. Por la tarde volví a la última visita del gine y también en metro y sola. Me comentó que todo estaba igual y que me daban fecha finalmente para 23. Así es que salí a la recepción y mientras estaba en el mostrador noté que me orinaba encima, les pregunté a las chicas por el baño y una vez dentro vi que no dejaba de salir líquido y entonces caí en la cuenta que estaba rompiendo aguas.
Salí de nuevo al mostrador y se lo conté a las muchachas, salieron las enfermeras, médicas y mi gine y me confirmaron que estaba de parto y que tenía que ingresar. Allí estaba yo sentada con las compresas para no mojar y con una cara de felicidad y sin parar de reirme por la situación, esto era 16 d Junio y lunes.
Llamé a Pascual mi marido que me tomó a broma en un principio, también a mi madre que bueno tuvo la inoportunidad de reñirme por estar riendo, pero para mi nada importaba, yo seguía riendo, los demás que se apañaran, yo estaba controlada.
Ya estaba empezando a sentir contracciones pero me mantenía de pie, me relajaba controlando la situación y como si no fuera conmigo la cosa.
Me acompañaron al edificio central (era en la Quirón) y mientras me tomaban nota yo seguía en mi situación divertida, riendo y controlando la respiración. Ya me llevaron a dilatación. Sabía q Laia estaba al llegar. Tenían el quirófano ocupado puesto que una mami iba a dar a luz a 2 gemelos y en principio yo tenía que esperar. Me pusieron el enema, cosa que en principio me daba igual que lo hicieran o no, y desde el baño aún pude hablar con más familiares. Ya llegó Pascual, mi madre, mi hermano y mi cuñada. Me tumbaron para ponerme los monitores y vieron que ya estaba dilatada de 2 cm pero Laia seguía de nalgas, con lo cual la decisión ya irremediable era un parto intervenido. Las contracciones eran más fuertes y claro al estar tumbada más dolorosas, el brazo de mi marido fue testigo de ello.
Viendo la situación pidieron permiso a la otra mamá para entrar yo antes que ella a quirófano, puesto que ella no había dilatado nada, y aceptó.
Dejaron entrar a Pascual conmigo, que creo que fue lo que más agradecí y ya comenzaron.
Por sistema en ese hospital ponen el mínimo de Epidural, asi fue que cuando empezaron con el corte yo lo sentí y chillé de dolor, en vista de ello el gine avisó de inmediato al anestesista (1 poco antipático por cierto), que decía era imposible que yo notara nada, pero pudo comprobarlo por si mismo, así es que optaron por sedarme. No era algo que yo quisiera puesto que necesitaba estar consciente pero en vista de como estaban sucediendo las cosas acepté.
Le dí las manos a Pascual, me abrazó y besó y le dije disfruta de lo que vas a ver y sé fuerte y disfruta por mi.
Cuando desperté me encontré con la mejor imagen que me podía presentar, mi marido con mi niña en brazos, con los ojos bien abiertos mirando las luces y con las manitas agarradas a su papá. He de decir que no había pasado ni 1/2 hora. La subieron conmigo a la habitación junto con la matrona y nada + instalarme me pusieron a Laia al pecho que mamó todo lo que necesitaba. Yo a todo esto, seguía feliz, riendo sin parar, y contenta y llena de satisfacción.
Se fijaron que tenía los pezones planos y me ayudaron y explicaron cómo sacarlos con un jeringuilla rota por la parte de la aguja, para hacer ventosa y sacar el pezón.
Cuando acabó de mamar y quedó dormida, me la dejaron en la cuna, pero yo la sentía lejos de mi, quería y necesitaba tenerla conmigo, así es que me la coloqué encima piel con piel, y así nos dormimos las 2. Eso eran ls 22.30h d la noche.
Esa noche se quedó Pascual y mi madre, y en vista que no pude descansar mucho, le dije a mi madre al día sgte (martes) que por favor se quedara solo por el día que era cuando más la necesitaba y que me dejara a mi con Pascual y la nena, que quería ese momento de intimidad para mi, y a mi madre no le gustó nada.
Ese martes empezaron a llegar visitas y yo seguía igual de feliz y contenta, Laia dormía mucho y en principio no le incomodaban las visitas.
Insistí a mi madre que se fuera a dormir a casa de mi hermano. Además ya había empezado a levantarme de la cama, no me podía ver inmóvil y hacía lo posible por levantarme.
No os podeis imaginar la noche que pasamos, nos pusimos a discutir. empecé a llorar, mi madre criticando las visitas que habían venido y todo lo que yo le decía, y diciendo que yo no la quería. Pascual calmando a Laia. Yo haciéndola entender.

Al dia sgte, miércoles se llevaban a Laia y no dejaba de
llorar, al igual que yo. Entonces cuando me la trajeron, tranquilita y llegó la pediatra para hacerle la revisión delante mía yo veía que lloraba y yo lloraba más, y entonces me dijo la bebé llora porque tiene que llorar, no la ves?, está perfecta, ese llanto es síntoma de su lucha por su supervivencia, intenta calmarte para que ella esté mejor.
Yo no podía parar de llorar.
Me visitó la matrona, que me vió llorando y también se preocupó, le dije que me sentía mal porque mi niña lloraba, me dijo que me la siguiera poniendo a menudo al pecho, que aflojara las visitas y que estuviera tranquila que todo estaba bien, y me comentó que hablaría con el gine.
Ese mismo día también vino mi padre. Yo tenía mucha hambre, y por lo visto me daban dieta blanda por la operación pero yo quería y necesitaba comer, armé la marimorena para poder comer, me trajeron algo y no me pude conformar, al final mi padre me subió un bocata.
Aunque también mi padre fue inoportuno, puesto que venía de trabajar de Benicasim y me decía que se volvía nada más comer, mi enfado era que iba a estar poco tiempo disfrutando de su nieta y además mi madre se volvía con él. Ella seguía enfadada porque sentía que no pintaba nada conmigo. Así es que me dejaron sóla por la tarde en el hospital y con las visitas, ni Laia ni yo dejamos un momento d llorar. Había venido el gine a verme para darme ánimos, diciendo que con lo alegre que yo era como estaba tan triste, pero yo no paraba de llorar, me dijo que también era normal después del parto estar así, que me desahogara pero no me preocupara porque todo era normal.
Yo me sentía sola, Pascual de papeleos, Laia lloraba y no mamaba. Pedí irme a casa.
Al menos esa noche pudimos descansar mejor y al día sgte volvió el gine para asegurarse de si me quería ir a casa, insistí que sí, porque ni quería más visitas y necesitaba estar sóla con mi nena pero en casa.
Hasta que me dieron el alta estuvo mi suegro conmigo, y por la tarde por fin dejé el hospital. Conforme estaba, aún fui al Centro de Salud para pedir la 1ª cita de la pediatra con Laia y de paso entré al taller para presentarla, por supuesto no me quedé pero sentí que necesitaba un abrazo y Carmen Mª y alguna mami del taller me lo pudo dar.
Una vez en casa me sentí mejor pero venía lo peor, estar a solas con Laia y no haberme acabado de recuperar.
No me la quitaba de encima, me sentía como una loba recelosa de sus cachorros, la tenía siempre encima, me la llevaba conmigo a todos lados.
Se enganchaba al pecho y se dormía, por ello me tiraba con ella todo el día prácticamente en el sofá y ella sin parar de mamar.
Así pasó una semana, esa semana mi madre quería estar conmigo pero no pudo ser, entre su enfado que no se le iba y que la hija de Pascual la pasó con nosotros en casa, y mi casa sólo dispone de una habitación, no había lugar para más. Su enfado fue en aumento.
Fuimos a la visita de la pediatra un viernes, 10 días después de su nacimiento y bueno ese era mi 1er encuentro con la realidad y mi estado  vulnerable, y me dice que mi hija tenía un soplo en el corazón, que se le oía un clack en la cadera y que estaba baja de peso, que si continuaba así pues tocaría darle apoyo con bibe (os suena no?), me dió cita para el lunes y me retó a que al menos cogiera 200 gr + de peso y claro me fui a casa llorando, que lo estoy haciendo mal, que si tal que si cual....
Pero en vez de apurarme, me dediqué a hablar con Laia, a ponerla todavía más al pecho, a intentar que no durmiera tanto, a pasar de las visitas y centrarme solo en la nena.
Tuve la suerte de la visita de una amiga, que me dijo tu ves a tu niña que realmente está mal?, está perfecta, es normal que todos los bebés pierdan peso al nacer asi es que dedícate a ella, evita las visitas y que Pascual te ayude con la casa.
Mi hija nació con 2980, y salió del hospital con 2740, la pediatra no es que viera q mi hija había bajado d peso, sino q durante 10 días se había mantenido, durante ese finde me puse ls pilas y Laia engordó 300 gr, más de lo previsto y cuando volví a la consulta, me dijo la pediatra que estaba perfecta, que era normal si perdía peso, que estuviera tranquila y salí de allí diciendo pero esto que es?, me está tomando el pelo?.
Cuando llegué a casa pensé en ello y me dije esto ha sido un toque de atención, no lo tomes como crítica sino como un espabila.
A partir de ese momento me vinieron todas las palabras que recordaba del taller: mi vida era el sofá, demanda es a demanda cuando quiera el bebé, atención 24 hrs., nada de visitas, mucho apoyo emocional...etc
Todo esto sucedía durante el mes de Julio, que no acudí al taller por estar todavía débil por la cesárea y por estar pendiente y centrada en Laia.
En Agosto no hubo taller por vacaciones. Seguía sintiéndome sola, todo iba bien, corregía posición si hacía falta, Laia estaba continuamente al pecho, dormía desde el 1er día con nosotros, todo, pero me faltaba algo, y algo muy importante el refuerzo del apoyo.
Pascual trabajaba todo el día, mi madre con su enfado y yo sin visitas, no pude inscribirme en el foro porque al estar de vacaciones no me pudieron incorporar, pero me metí en el foro general de Amamanta y conseguí que una mami me diera algo de apoyo, Edmé ( a la que por supuesto posteriormente nombré mi madrina), ya la conocía del taller y me vinieron muy bien sus palabras de ánimo y de insitirme en que en Septiembre acudiera al taller de cabeza.
Y así fue como en Sept regresé al taller, justo cuando se celebraban varios cumples de nenes, y además ya se estaba organizando el calendario de Navidad al que nos apuntamos de inmediato, y ahí comenzó nuestra andadura por el taller.
Algo que me reforzó a nivel personal y en mi función como madre, encontré el apoyo que necesitaba, me sentía escuchada, comprendida, apoyada, acogida, y por supuesto no me sentía sola, habían más mamis que habían pasado por lo mismo.
Para mi hermano era ir a una secta, mi madre seguía enfadada, mi padre se sentía desplazado de la niña de sus ojos, y estaba ausente.
En fin creo que fui valiente, y sé que hoy cambiaría cosas, pero agradezco el equipo médico que tuve, porque ellos si me dieron apoyo, también mi paciencia, constancia e insistencia con la lactancia materna, no tuve grietas, ni mastitis, tuve el apoyo incondicional de Pascual y el refuerzo de todas las mamis y nuestra especial matrona del taller, mamis superempoderadas del 2007 y principios del 2008 y a las q nunca voy a olvidar.



Natascha


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