lunes, 10 de septiembre de 2012

LA LACTANCIA Y EL RELOJ

A menudo escuchamos a las madres que llegan a nuestros talleres de lactancia, decir que dan el pecho a su bebé cada tres horas, o es que ahora no le toca, o que les cuesta despertarlos para dar de comer, etc.
No es de extrañar que esto cause estrés no sólo en ellas sino también en los bebés.

Posiblemente es que no le damos un buen uso al reloj. Vivimos pendientes del horario, para coger el autobús, el tren, para llegar a tiempo al trabajo, para hacer la comida, para ver algo en la TV, y así lógicamente, cuando tenemos a nuestro bebé queremos llevar el mismo ritmo. Y no nos damos cuenta que hacerlo nos produce todavía más estrés, y algo añadido, preocupación.
Mi bebé duerme mucho, no toma pecho cada tres horas, o por el contrario hace muchas demandas al día, no me suelta el pecho..., frases que nos suenan y se dicen a menudo en los talleres.
Cuando todo resulta más fácil si nos olvidamos del reloj y su existencia.
Te sientas al lado de la madre que te dice es que no puedo más, y además no engorda, no coge peso, la miras a los ojos, y le dices lo primero relájate, respira, y sobre todo disfruta de tu bebé en tu pecho.
Sabemos que dar pecho es lo mejor que podemos ofrecer a nuestros hijos, pero lo queremos hacer a nuestro ritmo, y si además nos encontramos a nuestros profesionales que nos hablan de lactancia como si de bibes se tratara, la madre, como razón natural, acaba confundida.
Les explicamos cómo funciona nuestro pecho, cuál es su ciclo, y porqué es necesario que atendamos la demanda del bebé sin interposiciones, y por supuesto siempre respetando y evitar forzar.
Si nos dejamos llevar, y nos centramos únicamente en el bebé, de un modo consciente y natural, olvidando el reloj, seguro nuestro bebé engordará lo que necesite, y nosotras disfrutaremos de ese momento especial.
Cada bebé tiene su propio ritmo, y como razón natural, en cuanto nos los colocamos no nos dejan mientras pueden, pero ahí vamos nosotras y decimos bueno ya han pasado los 10 minutos que nos dice el pediatra, ahora le toca el otro pecho, y el bebé, en un principio y si no es un bebé ansioso, hace caso y no pasa nada, pero al rato, media hora, una hora, el bebé nos vuelve a demandar, y volvemos a lo mismo, a ver el reloj, a cambiarlo de pecho, haciendo que nosotras tengamos esa dependencia con el horario, y ellos no dejen de demandar incluso de llorar.
Y yo me pregunto lo siguiente, ¿si me dicen que tengo que comerme el primer plato del menú en 10 minutos, y no cumplo el objetivo qué sucede?, lógicamente me enfado, pero si además con el 2º plato hacemos lo mismo, al final pues como que le pido explicaciones al camarero, al dueño, y a quien haga falta para que respete mi ritmo. Pero además resulta que son las 20.00hrs y nos dicen mira es hora de cenar, ya te toca porque han pasado tres horas, y estamos que no tenemos nada de hambre, y decimos que no que antes queremos dormir un poco, descansar, leer, ver TV, dar un paseo, etc, nos insiten, mira tienes que comer ahora porque es que te toca, al final nos enfadamos, porque nos sentimos presionados.
Visto desde la posición de un adulto, la reacción la entendemos, porque no sólo somos conscientes sino que nos comunicamos con el habla, el lenguaje verbal, por contra los bebés sólo se comunican por gestos, lenguaje no verbal, o llorando. La diferencia es bastante grande, sobre todo porque nos olvidamos del respeto al bebé, ¿porqué tiene que ser diferente?, nos resulta fácil tomar las decisiones por nuestros bebés, negándoles a tener su libertad, y expresar su propia necesidad.
Pero cuando llegamos al pediatra y nos dice que no engorda, que habrá que darle apoyo con lactancia artificial, algo se nos cruza en nuestra mente, y ya desesperadas porque queremos a toda costa dar de mamar, acudimos a los talleres, y nos dicen lo contrario, nada de horarios, respetar, no forzar, no cambiar a menudo de pecho, dejar que sea el bebé quién realice la demanda. 
¿Cómo han podido mejorar y disfrutar finalmente?, pues al igual que su bebé, respetando a esa madre, escuchándola, apoyándola, y darle la información precisa y necesaria para ella, y demostrarle que sí se puede y que por supuesto no necesita hacer uso del reloj.
La lactancia se lleva con éxito gracias al apoyo, a la confianza, y seguridad de la madre, y sobre todo por el respeto, el disfrute y el amor con lo que se acoge a su bebé al pecho, y sin necesidad de horarios, respetando su propio ritmo y su demanda, y atendiendo sus necesidades.

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